Recientemente estrenada, esta película peruana, presenta a las dos colinas que se enfrentaron desde el 17 de mayo de 1980, que de seguro también será terruqueada por los censores fascistas del Parlamento y cierta prensa, aun cuando los que lo dirigen son blancos: Luis Llosa y Mario Vargas Llosa.
Y es que la película, consciente o inconscientemente retrata que en el campo ayacuchano se dio una amplia movilización campesina. Unos para sostener el orden y otros- en este caso los guerrilleros senderistas según la película- para sitiarlo y destruirlo, lo que no lograron.
En el fondo, con esta película, se pone en escena que la lucha armada del PCP iniciada el 17 de mayo de 1980, fue una guerra campesina, contraria a la versión que presentan los escritos de buena parte de la academia, especialmente de los que se vinculan a las ONG y a los círculos gobiernistas.
La peripecia de un niño campesino que evoluciona biológica, política y socialmente en medio de esta lucha armada, sirve para ese registro de la guerra campesina, que hasta hoy deja huellas en todos.
Pero, del cual las clases dominantes no quieren cerrarla prosiguiendo esta guerra en tiempos de paz, pese a que el PCP capitulo y demando un Acuerdo de Paz al Estado Peruano durante la dictadura fujimontesinista.
Y es que hasta hoy se persigue al campesino y al peruano con el terruqueo, continua la perpetuidad en cárcel, las leyes punitivas que condenan al ostracismo social e impiden el empleo- aun cuando hayan cumplido carcelería o hayan sido absueltos; la desaparición de cadáveres- especialmente de quienes han sido dirección del PCP como el del Dr. Abimael Guzmán, aunque ya paso también con el jefe del MIR Luis De la Puente Uceda; sigue la negación de la participación política de quienes demandan amnistía política para guerrilleros y las FFAA-FFPP, etc.
Y contradictoriamente, el Estado concede libertad e impunidad a quienes han asesinado extrajudicialmente como FFAA, FFPP y a civiles del gobiernismo. Es decir, valida lo que en tiempos de la guerra se hacía pues en las zonas de emergencia había una sistemática política estatal de exterminio contra el campesinado y el PCP-MRTA.
Y es que, históricamente los indios o campesinos, los no blancos, y quienes los defienden o luchan con ellos o en su nombre, siguen siendo despreciados.
Desprecio histórico que aún hoy sucede como pasa con la impunidad a los responsables del asesinato extrajudicial de casi 80 personas en las protestas contra el golpe de Estado al Presidente Pedro Castillo.
Hay que ver esa película, cuya reseña la hace bien la redacción de Lima Gris (1).
Nos sigue retratando.
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Notas
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