Subcomisión parlamentaria acusa con velocidad express e inconstitucionalmente a P. Castillo de traición a la patria por «declaraciones» verbales a favor de Bolivia pese a que contra esa acusación lo refutan que ex presidentes peruanos como los corruptos Fujimori y Alan García ya dieron salida parcial al mar a Bolivia.
Y encima, el cachaco genocida y socio de Montesinos, José Williams Zapata cita a P. Castillo para que el 16 de noviembre vaya a la Comisión Permanente a responder sobre esta inconstitucional acusación.
O sea, plan golpista del Parlamento corrupto y fascista avanza.
Pero el gobierno en vez de exigirle rápido a la OEA para que se pronuncie por ese acuerdo de la subcomision parlamentaria y la citación del cachaco genocida, no pone en su sitio estas maniobras parlamentarias que contradicen el acuerdo de la OEA.
Pedro Castillo no ha llamado a sesión extraordinaria del Consejo de Ministros para rechazar ese acuerdo inconstitucional y sin fundamento.
Tampoco ha emitido Mensaje a la Nacion por ese despropósito golpista de la acusación y eventual inhabilitación.
Y no solo eso.
El gobierno tampoco denuncia a estos parlamentarios prevaricadores por delitos e infracciones constitucionales que han cometido en esa subcomisión.
Tampoco activa tutela de derechos en el fuero judicial contra esta subcomisión y la citación de marras.
O sea, está poniendo fácilmente su cabeza para que la derecha golpista lo guillotine.
Deberá así, el movimiento sindical y popular defender a un Presidente que se la pone fácil a la derecha en su plan golpista?
¿Como se defiende a un gobierno que no enfrenta tajantemente esta maniobra golpista? ¿Cree acaso P. Castillo que con discursos va a parar el plan golpista?
Lo cierto es que el desequilibrio de poderes en desmedro del Poder Ejecutivo continua, como parte del plan golpista de la derecha, pero avanza porque P. Castillo y su gobierno neoliberal cholo lo permite.
Hoy podríamos decir que en el país existe ya una dictadura parlamentaria en desarrollo, lo que está prohibida en la carta de 1993.
Los palaciegos, puestistas y reformistas se niegan a ver ello.
La izquierda revolucionaria no puede ir por allí, por más férrea oposición al golpismo que enarbole pues cachaquería, tombos, fiscalías, procuradurías, apuntaran a sus huestes una vez que impongan su dictadura parlamentaria. Tipo Añez en Bolivia, como cara abierta, o como Sagasti, en cara encubierta, vendrán contra la izquierda revolucionaria y el propio movimiento popular.
Es la hora de ir juntando toda clase de respuestas frontales a esta dictadura parlamentaria en desarrollo: autodefensa, rondas campesinas, armamento de obreros y campesinos, etc.
O es que también quieren poner sus cabezas en la guillotina, como el Presidente P. Castillo.




