La clase dominante aseguro también que con el mafioso proyecto de Odebrecht la carretera interoceánica del sur habría más agricultura, exportaciones y empleos.
No sucedió.
Lo mismo sucederá con el tren bioceánico.
Ya es hora de parar megaproyectos que solo sirven para llenar los bolsillos de contratistas, funcionarios, gran prensa, buffetes de abogados, congresistas, etc.
Urge que en un plan nacional de desarrollo redactado con participación del pueblo se prioricen los megaproyectos y proyectos que relancen la economía nacional con el objetivo de reducir al mínimo la informalidad y creación de empleos duraderos.
Basta de negociados con megaproyectos.
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