No recuerdo bien quién me dijo que José Saramago, para la actualidad, ya era arcaico. Me causó mucha sorpresa porque esa persona que, aunque no la recuerdo, es muy inteligente y respeto mucho. No recuerdo su rostro pero sí quedó en mi memoria la impresión que tengo por ella o él. Anoche, de casualidad, volví a escuchar una entrevista a Saramago, editada por mí hace tiempo, y me reafirmo en lo que le contesté al rostro imposible de recordar:
Saramago está más vivo que nunca. Si aplicamos todo lo dicho, en esta entrevista, a la vida del día a día, a ver la calle donde la gente anda indiferente y matándose por ganarse un dinero para subsistir, ves carros de lujo escupiendo al aire y al costado una familia entera mendigando para comer; si abres los ojos te darás cuenta que Saramago tiene perfecta permanencia y, también, nos podremos dar cuenta fácilmente de lo siguiente: pasa con la naturaleza, con el trabajo, con la dignidad; si se puede desechar a un humano como si nada de su trabajo (ahora totalmente normalizado), es obvio que también lo haremos con todo lo que nos rodea. Se puede desechar la vida en cualquiera de sus formas, y sucede. Saramago, al respecto, fue muy claro. Escuchen la entrevista gracias a la extinta Radio Nederland. Tengan en cuenta que la he resumido y divido en 5 pequeñas partes:





