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CUATRO BALANCES ACTUALES DE LAS CIENCIAS SOCIALES

Arturo Manrique Guzman

Mauricio Quiroz por Mauricio Quiroz
octubre 28, 2023
en Noticias - Actualidad, sayaniperu.com
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CUATRO BALANCES ACTUALES DE LAS CIENCIAS SOCIALES
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CUATRO BALANCES ACTUALES DE LAS CIENCIAS SOCIALES, A NIVEL NACIONAL Y MUNDIAL, DE CARA AL SIGLO XXI

Compartimos, una vez más, esta vez de manera conjunta, estos balances actuales de nuestras ciencias sociales, de cara al siglo XXI.

El tema de la pandemia, con excepción del primero de los libros, no se menciona en los balances internacionales, escritos en años anteriores, pero si aparece la crisis sistémica o crisis mundial, anticipada por Wallerstein y su equipo, a finales de los años noventa, que nos conducirá a profundas transformaciones sociales a nivel planetario en los siguientes años y que aquí, en el Perú, aún nos negamos a ver.

Estos problemas, como ya ha ocurrido anteriormente, nos van a arrastrar y, una vez más, seremos “cola de león” y no “cabeza de ratón”.

Las generaciones venideras, que ya nacieron, lamentablemente, sufrirán las consecuencias de esta falta de previsión en nuestras ciencias sociales.

LAS CIENCIAS SOCIALES EN EL PERÚ Y LA SOCIEDAD DEL SIGLO XXI. DEMANDA FORMATIVA Y AGENDA DE INVESTIGACIÓN

Este libro, de nuestra autoría, contiene las transcripciones de las exposiciones que se realizaron en el Taller y Coloquio de Ciencias Sociales que organizamos con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología – CONCYTEC, en abril y mayo del 2021.

El objetivo de estas actividades fue promover el dialogo en torno a la formación y la investigación en nuestras ciencias sociales, identificando los principales problemas que se necesitan estudiar hoy en el país y las líneas de investigación que mantienen vigencia o se aperturan a partir de esta problemática, con la participación activa de los profesionales que ejercen en este campo, tanto en el ámbito universitario como en los distintos centros de investigación públicos y privados y organizaciones de la sociedad civil.

La crisis mundial, crisis sistémica, desencadenada (o puesta en evidencia) por la pandemia del COVID – 19, ha puesto sobre el tapete no solo los problemas que arrastra la sociedad mundo actual, desde hace decadas, en particular, el problema ambiental, las zoonosis (el COVID – 19 es una de ellas), la desigualdad social, la individualización, el consumismo, la violencia, en sus distintos tipos y formas, incluyendo la violencia de género, que afectan sobremanera a nuestros países, sino también las dificultades y problemas que tienen las ciencias sociales para abordarlos dentro de los enfoques teóricos y marcos conceptuales que se construyeron durante los siglos XIX y XX, en el contexto de la modernidad occidental, eurocéntrica.

No se trata de desechar todo lo realizado anteriormente, sino que hay que someterlo a un examen crítico, a la luz de los problemas actuales y en diálogo con otros saberes humanos que estan presentes en los distintos países del mundo, a contracorriente -y a pesar- de la ciencia moderna, de la que es tributaria la sociología y la ciencia social, en general.

El concepto de sociedad o, de manera más específica, la idea de sociedad como “contenedor social”, que involucra al territorio dentro de las fronteras del Estado – nación y sus demarcaciones internas, tan cara a la sociología clásica y contemporánea, actualmente se encuentra en revisión.

Lo mismo ocurre con el sustrato humano de lo social.

La sociedad no está compuesta solo de humanos e instituciones hechas por humanos, sino que incluye a la naturaleza y una infinidad de “actantes” que, como ocurre ahora con el COVID – 19, nos pueden cambiar la vida de un momento a otro.

La “viralización del mundo” no ha sido obra de Bill Gates ni de Microsoft, tal como se vaticinaba antes de la pandemia, sino que la ha producido la naturaleza, “naturaleza socializada” si se quiere, para usar un concepto propuesto por Ulrich Beck en sus últimos trabajos.

En este contexto, los problemas no solo son locales o nacionales, sino mundiales, más allá de la especificidad que tengan en cada país o región y en los distintos territorios, lo que exige una mirada más amplia e interdisciplinaria en su abordaje, al igual que un enfoque sistémico de la vida en sociedad, que involucre a la naturaleza y supere las viejas dicotomía entre cultura y naturaleza, estructura y acción, individuo y sociedad, entre otras, que operaban en el ámbito de la modernidad eurocéntrica.

Bajo estas condiciones, que son las que vivimos en la actualidad, no es suficiente solo con trabajar una agenda de investigación, sino que esta tiene que estar incluida dentro de una mirada más amplia, que apunte a la renovación de nuestras ciencias sociales, de cara al siglo XXI.

Es necesario impulsar, en ese sentido, un proceso de desarrollo de nuestras ciencias sociales que, entre otros temas a considerar, incluya los siguientes:

I.

La recepción e incorporación de teorías y marcos conceptuales que sean relevantes para la formación de las nuevas generaciones de científicos sociales, de cara a la sociedad del siglo XXI que está emergiendo y los problemas que conlleva. Este proceso de reflexión teórica incluye al objeto de estudio de las ciencias sociales, circunscrito a “lo social”, desde la ciencia clásica y contemporánea, y sus implicancias epistemológicas;

II.

La inclusión de la naturaleza y de los fenómenos naturales dentro del objeto de estudio de las ciencias sociales, que no se reduce a la “naturaleza socializada”, en el sentido propuesto por Beck, sino que es transversal a lo social e incluye a los “actantes sociales”, como es el caso del COVID – 19, que puede alterar por completo la vida en sociedad y conlleva un riesgo para la especie humana.

Es importante señalar, en torno a este punto, que no solo la sociedad se ha hecho más compleja y, como ya ha sido señalado, rebaza claramente los límites del Estado – Nación, sino que a ello hay que agregar la disolución de las fronteras entre la naturaleza y la sociedad, lo que conlleva a una revisión y replanteamiento de los conceptos centrales en torno a los que se ha construido la ciencia social en los siglos XIX y XX.

III.

Hay que promover el dialogo interdisciplinario entre las distintas disciplinas sociales y de éstas con las ciencias naturales, las tecnologías en boga y la filosofía, lo que debe conducir a un abordaje multidimensional de los fenómenos sociales y ambientales y al desarrollo de nuevos métodos y herramientas de investigación social, que respondan no solo a los nuevos enfoques teóricos, sino también a una sociedad que es altamente compleja, como es el caso de la sociedad – mundo actual, que no excluye lo local, sino que lo incorpora y complejiza (Ejemplo: la “nueva ruralidad”, el “desarrollo territorial”, etc.).

IV.

El dialogo de saberes es una necesidad en la ciencia actual, lo que tiene implicancias epistemológicas y metodologías en las ciencias sociales, a través de las distintas disciplinas. No solo se trata de incorporar otros saberes, sino de reconocerles el valor cognitivo que tienen y las implicancias que eso tiene para la ciencia, en general, y para las ciencias sociales, en particular.

No hay que olvidar que para el Durkheim de «Las formas elementales de la vida religiosa», la religión no sólo es un “sistema solidario de creencias y prácticas” que fundan una “comunidad moral”, sino que también implica una forma de conocimiento sobre el medio en que opera, sin la cual no es posible sostenerse en el tiempo.

V.

En consonancia con lo anterior, hay que romper con las barreras de la especialización científica entre sociología, antropología, historia, etc., y la especialización al interior de las distintas disciplinas sociales, que aun predominan en las ciencias sociales y que resulta inadecuada en la actualidad.

No solo hay que establecer un dialogo de saberes, sino que las propias ciencias sociales tienen que dialogar entre sí, en torno a los diversos problemas sociales que tienen lugar en la actualidad en la sociedad – mundo en que vivimos.

VI.

Las ciencias sociales tienen mucho que aportar en el dialogo interdisciplinario y, desde esta perspectiva, hay que promover su inclusión no solo en los estudios generales de las distintas carreras de ciencias sociales y ciencias naturales -lo que está previsto en la nueva ley universitaria-, sino también en la formación especializada, atendiendo al hecho, cada vez más evidente, de que los problemas naturales con los que interactuamos y en los que intervenimos tienen un carácter eminentemente social o están atravesados por la sociedad.

Y viceversa, hay que plantear también la incorporación de las distintas ciencias naturales en el proceso formativo de las nuevas generaciones de científicos sociales.

VII.

Una agenda de desarrollo de las ciencias sociales tiene que responder a las necesidades formativas de los científicos sociales y a las necesidades de información que hay en el país, tanto a nivel nacional como en el nivel local o subnacional, que tienen que contribuir a mejorar y ampliar la agenda de investigación existente, atendiendo no sólo a los problemas nacionales y/o globales, sino también a las particularidades que presentan en el interior del país, lo que además tiene que estar en permanente actualización, teniendo en cuenta el periodo de cambio y transformación social en el que estamos insertos, a nivel mundial.

VIII.

Hay que fortalecer el desarrollo de capacidades de gestión en las nuevas generaciones de científicos sociales que se están formando, gestión en un sentido amplio, que, además de la investigación social, incluye la gestión del conocimiento, la gestión del desarrollo y la gestión de las políticas públicas, basadas en evidencias, en la toma de decisiones, requerimiento que se hace cada vez más necesario, que involucra a actores públicos como a los actores privados, y que apunta a poner en valor los conocimientos adquiridos y los resultados de la investigación social.

IX.

Es importante, por último, saber comunicar los resultados de la investigación científica en ciencias sociales y, en general, los conocimientos existentes, como parte del trabajo de divulgación científica, que supone no sólo la apertura hacia la sociedad, en un dialogo de saberes, ya mencionado anteriormente, sino también la incorporación de herramientas comunicativas en la formación de los científicos sociales que permitan comunicar mejor sus hallazgos en la sociedad, en los distintos grupos poblacionales.

Todos estos cambios y procesos en curso tienen implicancias en el concepto del desarrollo y en la política social que, incluso hoy, siguen siendo tributarios del modelo eurocéntrico y tienen que ser replanteados a la luz de lo que viene ocurriendo en el mundo y en la ciencia social actual.

El concepto de desarrollo, como lo ha señalado Edgar Morin, se mantiene vigente como parte del progreso y la metamorfosis en curso en la sociedad mundo actual, pero liberado del esquema desarrollo / subdesarrollo (o “países desarrollados” / “países en vía de desarrollo”) que es como se lo usaba en el marco de la modernidad occidental.

El desarrollo, en la sociedad – mundo actual, se emancipa y deja de ser dependiente del modelo eurocéntrico y de la idea de “sociedad desarrollada” que conlleva.

La política social tiene que sintonizar con esta nueva mirada del desarrollo y los cambios que vienen ocurriendo en las ciencias sociales.

En las últimas decadas, por otro lado, se ha producido un desplazamiento en la agenda de investigación de las ciencias sociales, que ha transitado de los problemas sociales hacia los problemas ambientales.

Estos problemas han adquirido centralidad en los programas de investigación.

Eso no quiere decir, sin embargo, que los problemas sociales propiamente dicho hayan perdido relevancia para la investigación.

Lo que ocurre es que estos problemas, al igual que los problemas ambientales, se han hecho más complejos y no se pueden entender de manera aislada, sin tener en cuenta la interrelación que tienen con los demás problemas sociales y con los problemas ambientales.

La crisis desatada por el COVID – 19 ha evidenciado esta situación.

Los problemas sociales, al igual que los problemas ambientales, se han hecho más complejos y sistémicos, lo que exige un abordaje interdisciplinario.

Y lo mismo podemos decir en el caso del enfoque de género, cuyo énfasis, en sintonía con el movimiento feminista, pasó de un enfoque basado en la igualdad y la redistribución, como medios para la liberación de la mujer, que es lo que caracterizó al feminismo de la primera ola, a una política identitaria, en la que los impulsos transformadores quedaron en un segundo plano, poniendo en primer lugar a la diferencia y la política de reconocimiento, como política cultural o política de identidad, que es lo que caracteriza al feminismo de la segunda ola.

Este paso de la redistribución al reconocimiento, como lo señala Nancy Fraser en Fortunas del feminismo, hizo que el movimiento traslade su atención a la política cultural justo en el momento en que el neoliberalismo ascendía y “declaraba la guerra a la igualdad social”. En este contexto, la lucha social quedó subordinada a la lucha cultural y la política de redistribución a la política de reconocimiento.

El giro hacia el reconocimiento, entonces, encajó con el ascenso del neoliberalismo, que “quería reprimir cualquier recuerdo del igualitarismo social”.

En la era postsocialista, las políticas de identidad ponen énfasis en los cuidados, la violencia sexual, la representación política, antes que en la igualdad económica.

Los avances en el eje del reconocimiento coinciden con una paralización o incluso retroceso en el eje de la distribución, lo que produce una mayor desigualdad al interior del colectivo de mujeres, con el consiguiente debilitamiento del mismo, agravado aún más por la individualización.

Fraser señala que es necesario recuperar el impulso emancipador del feminismo de la primera ola, dentro de un paradigma más amplio, que abarque tanto la redistribución como el reconocimiento, y deslinde con el “economicismo truncado” y el “culturalismo truncado” del neoliberalismo y del feminismo de la segunda ola, respectivamente.

Un abordaje de este tipo requiere, sin embargo, de una mirada sistémica de la sociedad actual, que además de la economía y de la cultura, incluye a la naturaleza, dentro de un horizonte mundial, que rebasa claramente los límites de la modernidad occidental.

En esta perspectiva más amplia vale la pena preguntarse sobre los límites que hay entre naturaleza y sociedad y entre ciencias naturales y ciencias sociales, teniendo en cuenta el tipo de sociedad que hemos construido en los últimos siglos y la sociedad que está emergiendo en la actualidad, que opera a nivel planetario, sin descuidar las características que presenta en cada país o región.

Los problemas que enfrentamos en la actualidad tienen un alcance mundial, sin perder de vista la particularidad o especificidad que presenta en cada zona, que se nutre además de la historia local. Mientras que los problemas se hacen mundiales y recurrentes en cada país o territorio, lo que incluye la intervención de actores transnacionales, la acción humana se atomiza y fragmenta en el ámbito de la sociedad civil, inducida por la individualización, que limita o reduce a su mínima expresión la acción colectiva.

Esa es la situación paradójica que vivimos en la actualidad, a escala planetaria, como sociedad, lo que se ve reflejado en una mayor desigualdad social entre países y regiones y al interior de cada uno de estos espacios.

El reto de la ciencia social, en este contexto, es doble.

No se trata solo de conocer y explicar lo que viene ocurriendo, a escala planetaria, en la sociedad actual, incluyendo nuestro país o región, sino que también tenemos que darle sentido a nuestras acciones, a nuestro Dasein, ser o “estar en el mundo”, como diría Heidegger, a nivel individual y colectivo.

Al respecto, vale la pena recordar, con Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant, que “la verdadera libertad que la sociología nos ofrece es la de darnos una pequeña oportunidad de saber qué juego estamos jugando y de minimizar los modos en que somos manipulados por las fuerzas del campo en que nos desenvolvemos, así como por las fuerzas encarnadas que operan dentro de nosotros”.

La ciencia social, como dice el propio Bourdieu, “nos permite discernir en qué lugares disfrutamos efectivamente de ciertos grados de libertad y en cuáles no. De modo tal de no desperdiciar nuestra energía luchando en terrenos que no ofrecen libertad de acción alguna”.

No solo se trata solo de una labor profesional, que realizamos como científicos sociales, sino que, en buena cuenta, damos un servicio a la sociedad, a los individuos y familias que viven en ella, incrementando sus márgenes de acción y el ejercicio real de las libertades humanas.

“Comprender plenamente la conducta de un individuo que actúa en un espacio -nos dice Bourdieu- equivale a comprender la necesidad detrás de lo que hace, tornar necesario lo que a primera vista podría parecer contingente. Es una manera no de justificar el mundo sino de aprender a aceptar muchas cosas que de otro modo resultarían inaceptables”.

El ejercicio de las libertades humanas, en este caso, no es contrario a los condicionamientos sociales de nuestras acciones, sino que se nutre de esos condicionamientos, para actuar con sentido, a nivel individual y colectivo.

En eso consiste la libertad que nos ofrece la sociología, que no es contraria a la necesidad, sino que provee de sentido a nuestras acciones.

En el último capítulo del libro se propone una “agenda de investigación” en torno a cada una de las líneas de estudio señaladas en los capítulos anteriores.

Es importante señalar que esta agenda -que invitamos a revisar-, aun cuando es lo bastante amplia, no agota los temas de investigación.

Actualmente, además, vivimos en una época de cambio histórico, a nivel mundial, y eso incluye la aparición o emergencia de distintos problemas o temas de estudio que requieren de una indagación exhaustiva por parte de las ciencias sociales.

La criminalidad organizada, en sus distintos tipos y modalidades, que opera actualmente a nivel transnacional, la violencia de género, en sus diferentes formas, incluyendo los feminicidios y los femigenocidios, el envejecimiento demográfico, los problemas de la tercera y cuarta edad, el problema educativo, que es amplio y diverso, el problema de la discapacidad, en sus distintos tipos y modalidades, que afecta a uno de cada diez peruanos, por mencionar solo algunos problemas, son temas de estudio relevantes que podrían sumarse a la agenda de investigación propuesta.

Una mirada más amplia de nuestro objeto de estudio, en dialogo con otras disciplinas y formas de conocimiento, contribuye en ese sentido a ampliar nuestra mirada de “lo social” y enriquece nuestra perspectiva de análisis, a la vez que nos permite responder con mayor eficacia a los desafíos de la sociedad mundo actual.

Para cerrar, es importante decir que el siglo XXI no empezó con la caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, como en su momento lo señaló el historiador Eric Hobsbawm, que calificó el siglo anterior como un “siglo XX corto” (1914 – 1991), utilizando un concepto que antes había propuesto el historiador húngaro Iván Berend.

El siglo XXI recién está iniciando ahora, cuando nos percatamos que no estamos -y nunca antes estuvimos- ante el “fin de la historia”, como lo había gritado por todo lo alto Francis Fukuyama, a finales de los años ochenta.

Estamos en el inicio de una nueva época, un nuevo siglo que emerge con su propia problemática, a escala planetaria, que tenemos que acompañar y conocer.

Los siglos XIX y XX estuvieron marcados por una fuerte oposición entre capitalismo y socialismo, como alternativas económicas y políticas, con un alto contenido ideológico, que se nutrían de los valores impuestos por la modernidad occidental, a nivel global, y tenían como soportes a la “sociedad industrial”, en un primer momento, y la “sociedad de consumo”, en las últimas decadas.

El siglo XXI, en cambio, esta signado por una fuerte oposición entre occidente y oriente, con base en la cultura y una “economía de mercado” altamente competitiva, que se ha hecho “universal”, en una lógica de desarrollo capitalista. Bajo estas condiciones, se distingue, en términos políticos e ideológicos, entre democracia y dictadura o entre “Estados democráticos” y “Estados autoritarios”.

Esta distinción, aun cuando enfatiza la cultura, no deja de ser ideológica y deja de lado, además, la relación con la naturaleza, que es fundamental en el mundo actual.

La ciencia social tiene mucho que decir sobre este proceso; pero es necesario, primero, renovar y adecuar nuestros enfoques y métodos de estudio al tipo de sociedad que está emergiendo.

Esa es la tarea que tenemos por delante.

Este libro, que recoge los aportes de un amplio sector de nuestras ciencias sociales, pretende aportar en ese sentido.

Pueden descargar el PDF del libro en la siguiente dirección electrónica:

https://repositorio.concytec.gob.pe/handle/20.500.12390/3091?fbclid=IwAR2STKwgEUflBpawgptMkMIRrSWMCEnTA21HAeAkw1vt6FHsNmXpD2hbITw

Lima, 2021

ANEXOS

1. IMMANUEL WALLERSTEIN (COORDINADOR)
– ABRIR LAS CIENCIAS SOCIALES. INFORME DE LA COMISIÓN GULBENKIAN PARA LA REESTRUCTURACIÓN DE LAS CIENCIAS SOCIALES

En este informe, que se publicó originalmente en 1996, diez eminentes académicos de diferentes países, bajo la coordinación de Immanuel Wallerstein, hacen una reflexión profunda sobre la estructuración de las ciencias sociales y la solución de problemas que tienen vigencia actual, en el contexto de la globalización, como la jerarquía entre pasado y presente, la relación entre universalismo y particularismo, los enfoques ideográficos y nomotéticos, el multiculturalismo, la interdisciplinariedad, la proliferación confusa de programas universitarios de investigación, la escasez de recursos para la investigación , la implicaciones políticas, etc.

El informe se propone “plantear los problemas mundiales y regionales desde las distintas perspectivas geográficas y culturales, en posiciones que no sean ‘eurocéntricas’ y que tampoco invoquen las especificidades de cada cultura y civilización para ignorar el carácter universal y plural del mundo”.

Ya entonces se tenía claro que no era suficiente con estudiar cualquier problema local, nacional o regional, en el contexto de la globalización y de las redes internacionales y transnacionales, sin revisar los enfoques de la ciencia social clásica y contemporánea.

Además, había que extender esta discusión –“abrir las ciencias sociales”- en la mayor parte de ámbitos académicos, en los países del norte y en el sur, así como sensibilizar al Estado y a las instituciones oficiales y privadas para el desarrollo de investigaciones sociales altamente redituables en la vida pública.

El documento propone “reestructurar inteligentemente las ciencias sociales”, lo que incluye revisar la clasificación entre las distintas disciplinas y las antinomias entre pasado y presente, entre ciencias ideográficas y ciencias nomotéticas, entre “mundo civilizado” y “mundo bárbaro” y entre “micro” y “macro”, en las que se han basado, a lo que hay que añadir la distinción entre naturaleza y sociedad y entre ciencias sociales y ciencias naturales, que igualmente necesita ser revisada en profundidad, en el contexto de la sociedad mundo actual.

Pueden descargar el PDF del libro en la siguiente dirección electrónica:

https://es.scribd.com/document/588891288/IMMANUEL-WALLERSTEIN-COORDINADOR-ABRIR-LAS-CIENCIAS-SOCIALES-INFORME-DE-LA-COMISION-GULBENKIAN-PARA-LA-REESTRUCTURACION-DE-LAS-CIENCIAS-SOCIALES

2. CRAIG CALHOUN Y MICHEL WIEVIORKA – MANIFIESTO POR LAS CIENCIAS SOCIALES

En este manifiesto, publicado en el 2013, los autores, sobre la base de una discusión promovida antes en Francia, su país natal, cuestionan los “nacionalismos ideológicos” y el “colonialismo cultural” que atraviesa la sociología y el conjunto de las ciencias sociales, heredados de las centurias pasadas, en el marco de la modernidad.

En el mundo actual, por otro lado, las ciencias sociales son blanco de ataques de diverso tipo, que buscan no sólo minimizar sus aportes, sino que pretenden desactivarlas o reducirlas a su mínima expresión

“Este Manifiestos -nos dicen los autores- es un grito de lucha contra el ataque que sufren las ciencias sociales y las humanidades, así como los que las practican y viven por ellas y de ellas, considerados como ‘peligrosos’”.

Las ciencias sociales tienen mucho que decir e investigar sobre el mundo actual, sobre la política, la democracia, los medios de comunicación, los movimientos sociales, las instituciones modernas, el rol de la Universidad, la co – producción de conocimientos, la relación con la naturaleza y con otras disciplinas científicas, etc.

“¡Solo existen las ciencias!”, nos dicen los autores, y ello exige una colaboración amplia entre las distintas disciplinas para responder a los problemas del mundo actual.

“Existe un inmenso espacio de colaboración posible para los investigadores que se interesan por la sociedad y no solamente por las ciencias de la sociedad”, lo que plantea nuevos retos, no solo en el trabajo interdisciplinario, sino en la concepción misma que tenemos de la sociedad y del mundo, en general, y de las ciencias que los estudian.

Pueden descargar el PDF del libro en la siguiente dirección electrónica:

https://es.scribd.com/document/588747271/CRAIG-CALHOUN-Y-MICHEL-WIEVIORKA-MANIFIESTO-POR-LAS-CIENCIAS-SOCIALES

3. TIM INGOLD – AMBIENTES PARA LA VIDA. CONVERSACIONES SOBRE HUMANIDAD, CONOCIMIENTO Y ANTROPOLOGÍA

Este es un texto fundamental de Tim Ingold, publicado en el 2012, en el que, sobre la base del cuestionamiento de la tesis de Marx sobre el trabajo -como acción instrumental, que responde a un “proyecto” o un plan mental preconcebido-, nos propone una antropología distinta, desde una perspectiva “transhumana” del trabajo, que no se circunscribe a los humanos, sino que incluye a todos los seres vivos.

El trabajo, en opinión de Ingold, es “intencionalidad” y no “proyecto” o “producto”, y esta es una característica que compartimos humanos y no humanos, en base a la cual tenemos que evaluar tipo de vida y el conocimiento que hemos desarrollado en el mundo moderno y el impacto que tiene sobre el planeta.

Pueden descargar el PDF del libro en la siguiente dirección electrónica:

https://es.scribd.com/document/588740059/TIM-INGOLD-AMBIENTES-PARA-LA-VIDA-CONVERSACIONES-SOBRE-HUMANIDAD-CONOCIMIENTO-Y-ANTROPOLOGIA

—————
*Sociologo.

El libro ha sido editado por CONCYTEC.

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